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La reforma Política                       El tarjetón

Umbral

Voto preferente

Cifra repartidora

 

 

La reforma política de 2003 introduce tres cambios importantes que buscan el fortalecimiento de los partidos y, con ello, el robustecimiento de nuestro débil sistema político.

 

Por un lado se crea un umbral equivalente al 2% del total de votos validos. Por ejemplo, en las elecciones legislativas del cuatrienio anterior el número de votos se elevó a 22 millones, es decir que el umbral en ese momento fue de 200.000 votos. Si estimamos que la participación electoral y el número de votos validos será el mismo para las elecciones de marzo próximo, ese es el número de votos que un partido deberá sobrepasar para aspirar a una curul.

 

¿Qué ventajas trae el establecimiento de dicho umbral? A priori, muchas. El principal beneficio consiste en que obliga a la agrupación de los candidatos bajo el seno de un mismo partido. Ésto, por un lado, evita la multiplicación de las maquinarias electorales personalizadas. Es decir que si antes un candidato podía alcanzar una curul consiguiendo entre 30.000 o 40.000 votos, ahora necesitaría un caudal superior al umbral. Por más redes clientelistas, nepotismo y favores políticos que existan,  alcanzar ese numero de votos resulta extremadamente difícil, obligando a agruparse bajo el ala de un partido[1].

 

Lo anterior se convertiría en la antesala para la disciplina partidista ya que la inscripción con el aval de los directorios del partido supone un compromiso con las banderas y las ideas de dicha agrupación política. El congreso pasaría así a ser regido por bancadas organizadas, con votos programáticos predefinidos, a diferencia de las legislaturas presente y pasadas en las que los congresistas no necesariamente guardan coherencia en su accionar legislativo.  

 

La segunda novedad de la reforma política da la opción que sean los electores quienes elijan el orden de los candidatos de la lista propuesta por el partido. En efecto, el voto preferente permite que los electores puedan votar a la vez por un partido y por uno de los candidatos del mismo partido[2], es el caso de las listas abiertas. Por otro lado,  los partidos tienen la posibilidad de escoger el orden de los candidatos en la lista, lo cual constituye una lista cerrada. En éste caso los electores votan únicamente por el partido.  

 

En el caso de las listas abiertas, esto hace que se democratice el funcionamiento interno del partido, ya que no son los directorios los que ordenan la lista en función de preferencias y amiguismos. Se convierte además en un fomento al voto de opinión dentro del partido mismo. Por último, el hecho que las listas abiertas tengan un numero pre-establecido de candidatos, sin la existencia de renglones o suplentes, tal y como ha funcionado hasta ahora, hace que la relación entre el candidato y los electores sea más directa. Antes, la posibilidad de tener varios suplentes, hacía que terceros recogieran votos a nombre de un candidato “invisible”[3].

 

La cifra repartidora es otra de las novedades que se introducen. Esta cifra se obtiene ordenando el número de votos obtenido por cada candidato de manera decreciente, el número que corresponda al número de curules por proveer, 100 en el caso del senado, corresponde a la cifra repartidora. Esta última determinara el número de curules que cada partido obtiene, logrando así que se respete la proporción entre votos y curules. Es una manera de reforzar la democracia participativa.


 

[1] Por ejemplo, en las elecciones del 2002 el último senador fue elegido con 38.000 votos mientras que el de mayor elección no superó los 120.000.

[2] El próximo 12 de marzo usted deberá marcar la L del partido liberal y además el número 65 correspondiente a mi proyecto político.

[3] Por ejemplo, hasta ahora un candidato cuyo electorado se ubicaba en Bogotá podía concentrar su campaña en esa zona mientras que nombraba un suplente en otra región, a la cual ni siquiera tenía la necesidad de ir a presentar sus propuestas. De esta forma podía obtener votos a cambio de favores a los suplentes o cediendo por un tiempo su curul. 

 

 

El tarjetón.

 

El tarjetón ha sido modificado para ser adaptado a las nuevas disposiciones de la reforma electoral. Debe usted saber que éste no contendrá, como en las elecciones pasadas, las fotos de los candidatos.

 

Para agilizar el proceso electoral y evitar que su voto sea anulado deberá usted seguir las siguientes indicaciones.

 

  1. Marcar con una equis el logo correspondiente al partido de su elección
  2. Marcar con una equis el numero correspondiente al candidato de su elección

 

En nuestro caso Marque la L del partido liberal y marque el número 65 correspondiente a  mi proyecto político.

 


"Soy un abogado honesto, con amplia experiencia y trayectoria que pienso poner al servicio de la causa liberal, en aras de una mejor Colombia"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
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